90 Medicamentos Homeopáticos - Libro
eBook | PDF | 207 páginas | español

Prólogo del libro "90 Medicamentos Homeopáticos":

El auge creciente que va tomando la Homeopatía en España tiene algunos antecedentes históricos. Este libro es; en ese sentido, algo más que un símbolo: la recopilación de las "propiedades características de los medicamentos", que investigó y empleó en terapéutica el padre de la medicina homeopática; es entre otras cosas una pequeña joya de valor científico-médico. La Homeopatía, terapéutica eminentemente experimental, nace de la mano de un investigador nato, valorable aun hoy y de enorme mérito considerando la época. hace dos siglos, rodeado de una medicina empírica y agresiva, avasallante y prepotente, Samuel Hahnemann (Meissen, Alemania, 1755 - París, 1843) consciente de que la misión fundamental de un médico es "aquello que se llama curar", renuncia a continuar, se recluye, deja de recibir enfermos. Era médico, químico y toxicólogo; terminando el siglo XVIII decide que ser médico es otra cosa. Se había doctorado a los veintidós años, era de origen humilde. Se dice que su erudición era reconocida y había llegado a alcanzar notoriedad y fama en el ejercicio de la profesión médica. Insólitamente, piensa que ser médico no significa desempeñar un rol si los medios y los procedimientos no lo satisfacen. Opta por la pobreza. Mantiene escasamente a su familia con traducciones, y pocos años más tarde, a los treinta y siete años de edad, traduciendo una materia médica (libro de farmacología de la época) concentró su atención sobre la acción de la quinina en el tratamiento de las fiebres palustres. Interesado en la intoxicación que provocaba dicha sustancia, la ingirió durante algunos días y observó que le provocaba síntomas que el juzgó sorprendentes: la intoxicación de la quinina era muy parecida a la sintomatología del paludismo. Repitió la experiencia varias veces y obtuvo resultados similares. Fué el primer paso para formular la ley de la similitud. Luego, ensaya los medicamentos en diluciones, francamente repugnado como estaba de la violenta medicina de la época. La Homeopatía tenía sus dos pilares iniciales. Pero faltaba uno, el más importante quizá, desde el punto de vista del rigor científico: la experimentación. Pensó que antes de usar los medicamentos en los enfermos, había que administrarlos a los sanos para que las observaciones fueran válidas. A lo largo de su vida experimentó noventa remedios en personas sanas con protocolos previos, apuntando cuidadosamente sus resultados. Eran las primeras patogenesias, o sea el conjunto de síntomas provocados experimentalmente. En 1810 publica la 1ª. edición del Organon del arte de curar, donde establece las condiciones en que deben realizarse las patogenesias: la experimentación debía hacerse en hombres (y no en animales) sanos, de ambos sexos, de diferentes edades, de distintas razas y tipos; los medicamentos debían ser estandarizados en su procedencia y preparación y debían conservar su actividad. El sujeto debería ser voluntario y probarse varias dosis en otros tantos sujetos. Además de sentar las bases de un verdadero método experimental propuso que se apuntaran los síntomas psíquicos y los físicos y valoró en el enfermo la causa mental como probable origen de disturbios somáticos. Entre los años 1811 y 1816 publicó su Materia Médica Pura. Diez años después de su muerte a los ochenta y ocho años, en 1857, el doctor Lud de Parseval recopila y clasifica aquellas patogenesias de la Materia Médica Pura y publica en marsella aquellas "Observaciones Prácticas de Samuel Hahnemann". En 1862, el médico D. José Pérez Valls lo traduce al castellano y se publica en Madrid con una tirada de ¡veinticinco mil ejemplares! Esta materia médica, seguramente la primera y por ello en algún sentido la más pura, intentó prologar con emoción (entre lo lúdico y lo solemne) y sobre todo, con mucho cariño. Echémosle un vistazo y veremos detrás de una apariencia arcaica y algo almidonada una descripción fresca de los remedios, vigente en buena parte. Interesante es prestar atención a los síntomas mentales con el título de moral y de paso constatar que Hahnemann no los exageró ni los sobrevaloró excesivamente, como pretenden muchos hahnemannianos. Un interés adicional es que el lúcido maestro de Meissen escribe en primera persona, en lenguaje directo, casi coloquial. También es notable que las referencias doctrinales, escasas por otra parte, sólo van dirigidas hacia la terapéutica. La descripción precisa de los síntomas, gráfica ("sensación de vacuidad en el estómago", en Sepia; "tristeza tranquila, dulzura y resignación", en pulsatilla) habla de un Hahnemann erudito y certero. Las patogenesias son el elemento revitalizante de la homeopatía. Fueron recogidas y escritas en lenguaje sencillo y duradero. Hoy, que es necesario recomponerlas, podemos y debemos tomar la referencia de la metodología hahnemanniana para poder adoptar el mejor camino adecuado a nuestro tiempo. Un motivo más para celebrar esta publicación es que comenzamos esta colección de Homeopatía con un libro histórico pero fresco, no de doctrina, a menudo anquilosante. Una aclaración final: La Homeopatía, medicina del similar, se basa como es sabido en la identificación del remedio, el más parecido que sea posible, al enfermo a tratar. Pero ¿dónde debe buscarse esa identidad? Las materias médicas actuales presentan diferentes datos clasificables por su procedencia; cada remedio tiene de este modo síntomas que provienen de la toxicología (síntomas tóxicos), síntomas que surgen de la experimentación (los llamados síntomas patogenéticos), rasgos constitucionales e indicaciones terapéuticas. Si tuviéramos que elegir uno de estos grupos, sin dudar, optaríamos por los patogenéticos. Son ellos, efectivamente, los que le dan a la homeopatía esa singularidad irrepetible en otra terapéutica; son los que permiten la individualización más exquisita y son en definitiva los que proceden de una investigación que en su tiempo fué revolucionaria. Sólo las patogenesias permiten una terapéutica de similar y sólo ellas nos dan autorización para valorar la modalidad del síntoma. Si leemos atentamente estas páginas comprobaremos con satisfacción que la inmensa mayoría de síntomas que aparecen son patogenéticos.
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